Las chimeneas de leña han sido siempre la solución más efectiva e interesante para disfrutar de un entorno agradable y sobre todo a buena temperatura durante los meses de frío.
Por esa razón vamos a analizar las principales ventajas de este sistema de calefacción, además de que tendremos en cuenta todos los tipos de chimenea de leña que existen, valorando las principales características de cada uno de ellos.
Las chimeneas de leña, una solución económica y ecológica
Las chimeneas de leña han acompañado al hombre en buena parte de su evolución, y eso ha permitido que, a día de hoy, podamos disfrutar de sistemas mucho mejor optimizados, seguros y eficientes.
De hecho, cada vez son más las personas que optan por este sistema de calefacción, y es que no sólo permite aumentar la temperatura durante los meses de invierno, sino que además, también se adapta al estilo decorativo a la vez que aporta un entorno mucho más agradable y confortable.
Entre las principales ventajas de la chimenea de leña destacamos:
- Es un sistema de calefacción mucho más económico, ya que su mantenimiento es sencillo mientras que el combustible se puede conseguir a un precio muy bajo.
- Se trata de una alternativa más ecológica, ya que es una fuente de energía renovable que además favorece la limpieza y poda en los bosques, lo que mejora el entorno a la vez que también previene los incendios.
- Aporta una gran elegancia a la estancia donde se coloca.
- Tiene una gran capacidad de adaptación a los diferentes estilos decorativos.
- Ayuda a conseguir una sensación más agradable.
- Ofrece un calor de muy buena calidad, y que se distribuye de forma homogénea.
- Además del calor, la leña ofrece otras ventajas para los sentidos como son el ruido de la madera al quemarse e incluso el olor de la propia leña quemada, con lo cual ayuda a ofrecer un entorno apartado del estrés y mucho más reconfortante.
- Dependiendo del modelo de chimenea de leña, también puede utilizarse para cocinar e incluso como sistema de calefacción forzado para toda la casa.
- También se puede utilizar a modo de apoyo al sistema de calefacción que ya tengamos instalado, lo cual supondrá una reducción muy sustancial del consumo energético, lo que repercute tanto en el bolsillo como en el impacto medioambiental.
Tal y como podemos observar, las chimeneas de leña no sólo tienen como objetivo producir calor, sino que además también se trata de una alternativa fantástica que favorece que la familia se reúna a su alrededor, creando esa sensación tan agradable que sólo una chimenea de leña puede ofrecer a toda estancia.
Tipos de chimenea de leña
Principalmente vamos a encontrar tres tipos de chimenea de leña, los cuales son:
1. Chimeneas de leña abiertas
Vamos a comenzar con el tipo de chimenea de leña más tradicional y que sin duda es la más conocida, que no es otra que las chimeneas de leña abiertas.
Una chimenea de leña abierta es básicamente la chimenea que se instalaba antiguamente en los hogares, y que hoy en día también se sigue utilizando con mucha frecuencia.
Su característica principal es el hecho de que la chimenea está totalmente abierta, lo que significa que no existe ningún tipo de puerta o elemento entre la estancia y el lugar donde se está produciendo la combustión.
Este tipo de chimenea se caracteriza por ser más acogedora, ya que permite disfrutar tanto del calor como del olor de la leña e incluso escuchar el chisporroteo durante la quema, lo cual puede llegar a ser muy relajante.
En el mercado existen diferentes modelos con distintas características, incluyendo desde aquellos que están diseñados para dar un toque más clásico y tradicional, hasta otros con toques modernos y perfectamente adaptados a los últimos estilos decorativos.
Una ventaja de este tipo de chimenea es su comodidad, ya que no hay que estar abriendo o cerrando la puerta para mantener la leña ardiendo, a lo cual hay que añadir otro beneficio importante que es el hecho de que vamos a poder cocinar con una simple parrilla, cazo de barro o hierro y sartén de hierro fundido.
Pero también hay que tener en cuenta que tiene algunos inconvenientes con respecto a las otras dos alternativas, como es el hecho de que es más fácil que el humo salga hacia la estancia si no tiene un buen tiro, además de que se consigue una menor eficiencia a nivel de calefacción, y la leña se consume mucho más rápidamente.
2. Chimeneas de leña con cámara cerrada
Las chimeneas de leña con cámara cerrada son una evolución de las anteriores, y es que son básicamente el mismo tipo de chimenea, pero con una puerta estanca que separa la estancia del lugar donde se está produciendo la combustión.
Esto supone avances muy importantes como son el hecho de que los gases se consiguen mantener durante mucho más tiempo, lo cual significa que la combustión va a ser más lenta, gastaremos menos leña y a la vez vamos a aprovechar mucho mejor el calor que desprenda, sin olvidar que se evita que los gases entren a la estancia, evitando los humos y malos olores.
Por otra parte, seguimos disfrutando de una buena comodidad, ya que para controlar la combustión o añadir más leña, tan sólo tenemos que abrir la puerta, e igualmente nos va a servir para cocinar se así lo deseamos.
Para este tipo de chimenea encontramos aún más variedades con formas muy variadas gracias a que la cámara de combustión es cerrada, por lo que no tiene que tener una forma tan definida como en el caso de que fuese abierta, puesto que los gases estarán forzados a salir por el lugar habilitado para ello.
Esto significa que podemos encontrar chimeneas cuadradas, redondas, para su colocación en el centro de las estancias, dentro de chimeneas de obra, fuera de ellas y prácticamente cualquier otra alternativa que podamos imaginar.
En definitiva, se trata de una de las soluciones más interesantes para poder disfrutar de todas las ventajas de la chimenea tradicional de leña pero con una mejor adaptación tanto a la decoración como a la elección del lugar para su ubicación.
3. Chimeneas de leña con doble cámara
Finalmente están las chimeneas de doble cámara, las cuales han sido diseñadas para generar una doble combustión.
En la primera cámara se introduce la leña y es donde se realiza la primera combustión, lo cual hace que los gases pasen a una segunda cámara donde a su vez se genera la segunda combustión, quemando los residuos de la primera.
Esto tiene algunas ventajas muy importantes como por ejemplo el hecho de que, al realizar la segunda combustión, se consigue aumentar la temperatura de forma más eficiente.
De esta manera reducimos de forma muy sustancial el consumo de madera, se reduce de manera drástica la cantidad de residuos producidos puesto que se aprovechan incluso estos gases de la segunda combustión, y en definitiva, es un sistema más inteligente y completo.
Con él se puede disfrutar de la máxima calidad de funcionamiento con un consumo mínimo y con una mínima generación de gases nocivos, lo cual hace que también sea un sistema más ecológico.
Ahora que ya hemos visto los diferentes modelos, ¿con cuál te quedas?
La solución dependerá en buena parte del uso que le vayas a dar. No es lo mismo una vivienda que se utilice de manera esporádica que otra en la que estemos todos los días.
Mi recomendación es que, si vas a usar mucho la chimenea, vayas a por el modelo de doble cámara. Será una inversión inicial mayor, pero a la larga merecerá la pena.