La luz y el color en las estancias de una casa son dos variables muy importantes que pueden influir notablemente en la funcionalidad y comodidad que tiene una habitación.
Por ello, si estás reformando tu piso o decorando uno nuevo, no estaría de más que echaras un vistazo a ciertos consejos de iluminación de cocinas que pueden darte una idea para sacarle el máximo partido y que resulte todo lo cómoda posible para disfrutarla como te mereces.
Consejos e ideas para una mejor iluminación de tu cocina
La iluminación de una cocina juega un papel totalmente relevante para conseguir el espacio perfecto para cocinar y pasar las actividades que, cada día más, realizamos en ella.
No importa el tamaño que tenga, ni su distribución ni su diseño, un simple cambio en un punto de luz puede modificar totalmente el ambiente, la estética y la funcionalidad.
Como punto de partida, los expertos en iluminación de cocinas recomiendan tener muy claro cuál va a ser su uso, ya que no será lo mismo plantear la luz en una en la que solo se piense cocinar, que otra en la que se vayan a desarrollar otras actividades, como pueden ser comer, tomar un café relajado o, si tienes niños, a lo mejor les gusta hacer sus deberes y dibujos ahí.
Toda esta lógica que podemos comprender todos sigue sin solucionar el problema de cómo iluminar la cocina, así que vamos a reunir una serie de consejos e ideas que puedes tener en cuenta para tomar la mejor decisión. ¿Empezamos?
Nociones generales para saber cómo iluminar una cocina
Veamos primero qué dicen los expertos al respecto de cómo debe de ser el alumbrado de una cocina:
- La luz de una cocina en zonas de trabajo (grifería, zonas de cocción o encimera) debería ser fría con unos 3700 – 4000 K, y con un CRI (índice de reproducción cromática) de un 98 % al menos. De esta forma, se conseguirá la comodidad necesaria para trabajar y se obtiene una buena representación de los colores de los alimentos que se manipulan.
- La mejor manera de planificar el diseño de iluminación de cocinas modernas, o antiguas, es dividir sus diferentes áreas en función de su operatividad. Para ello, la recomendación es la utilización de luces frías para zonas de trabajo y de cálidas (luz natural, lámparas decorativas, iluminación en vitrinas…) para aquellas destinadas al disfrute.
Iluminación general de una cocina
Para la iluminación general de una cocina, lo normal es que se diseñe con una luz constante y uniforme.
Para ello, olvidemos los antiguos fluorescentes de las casas de nuestros padres y apostemos por focos empotrados (los llamados downlights), distribuidos por el techo, y que tengan una buena apertura focal (un mínimo de 60º), ya que de esta forma tienen una mejor expansión lumínica.
La recomendación es que se coloque uno cada metro cuadrado.
Luz puntual en la cocina
Las zonas de manipulación de alimentos tienen que verse bien, son las que más vas a utilizar y, por tanto, más nivel de luz y menos sombras deben tener. Lo mejor es emplear luces blancas o neutras y que tengan entre 4000 y 4500 K de intensidad.
Una buena idea será instalar regletas de led “bajo mueble”, ya que su iluminación cumple estos requisitos y, además, están protegidas ante salpicaduras por sus IP.
También pueden instalarse focos empotrados orientables, si no se disponen de muebles en estas zonas de trabajo.
Iluminación ambiental
Hay muchas ideas originales y modernas en iluminación ambiental de cocinas que pueden tenerse en cuenta. Y una de ellas es la utilización de led en diferentes zonas, como en vitrinas, bajo muebles, o zonas superiores.
Además de dar una iluminación confortable, son de bajo consumo y no desprenden calor en absoluto.
Las candilejas, o zócalos de techo, ofrecen luces suavizadas, perfectas para una iluminación indirecta y que dan una gran calidez ambiental. Puedes ponerlas en aquellos sitios decorativos o que quieras destacar, o en esa zona destinada a tu rincón especial, donde disfrutar relajándote a diario.
¿Qué pasa con la mesa de la cocina?
Para disfrutar de una buena comida, nada mejor que la luz natural, pero por la noche debe tener una iluminación tenue y con suficiente capacidad lumínica.
Las lámparas de techo cumplen a la perfección con todo esto, y si están entre los 2700 y los 3000 K, darán la temperatura de color perfecta. Si eliges esta opción, recuerda que su altura tiene que ser la adecuada para no deslumbrar a los comensales.
Por último, deja que te demos una última noción acerca de la iluminación de cocinas.
Los grados Kelvin (K), a los que tantas referencias hemos hecho en este artículo, son muy importantes, y son los que determinan el tipo de color que tiene un punto de luz. Hasta 2700, se consideran luces cálidas (tienden a amarillo), a emplear en luces ambientales o en el office. Mientras que las frías son aquellas que superan los 4000 y tienden a tonos azulados.
Estas son las mejores para las zonas de trabajo. Esperamos haber contribuido a que puedas crear el mejor ambiente para ti y los tuyos en tu cocina.